jueves, 29 de agosto de 2019

Años luz que no escribía nada por estos lares.
Si alguien me hubiese dicho que releerme en el tiempo iba a tener el empuje suficiente como para volver a hacerlo, no lo hubiese creído ni en pedo.
La era de los blogs caducó, la gente nos volcamos a las redes sociales más influyentes para que nos lean, nos comenten, nos den un like. Pero hoy me encontré con ganas de escribir sólo para mi.
Hola Luján. Se vienen los 30 y el mix de emociones que padezco lo saben.
Conflictúo todo a mi derredor como si supiera que es parte del proceso de no querer madurar, y al fin y al cabo, si es que me quiero mantener viva, voy a tener que ceder.
Mi cuerpo es una carga. A mi mente la quiero poner en mute unos cuantos días.
Muero del sueño. Estar despierta me pesa una banda.
Quiero dormir todo el día, pero mi reloj dice que tengo que activar.
Me siento frustrada. No quiero ser mediocre, pero serlo me resulta híper cómodo.
La fuckin' zona de confort me encanta y a la vez se me hace insoportable.
No hago nada que me guste. Mi trabajo es una mierda (aunque por momentos sea gratificante).
Devuélvanme mi cuerpo! Mi columna expresa que el que tengo no es mio.
Mis pies distorsionan el camino, y mi panza siente angustia viviente amenazándome.
Fuck! Estoy perdiéndome.